"Cuando
somos niños, soñamos con cosas pequeñas, sencillas… un helado de fresa, una
muñeca que llora o esa bicicleta que tiene el vecino.Cuando nos
hacemos mayores, nuestros sueños cambian con nosotros… y se vuelven complejos
igual que nosotros. Y de repente la muñeca de trapo se convierte en un vestido
nuevo, con el que quieres deslumbrar a alguien.Pero los
sueños se rompen en pedazos, cuando se topan de frente con la realidad. Porque
la realidad a menudo es radicalmente distinta a como uno cree que es… las
personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones, ni mucho menos
los sueños.Y esa
realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Lo que uno cree
que es negro puede ser blanco, lo que uno cree que es blanco probablemente sea
de todos los colores del arcoíris.Uno sabe cómo
empiezan las cosas… pero nunca sabe cómo van a terminar"